lunes, 21 de julio de 2008

Amantes



Cuando derrumbamos nuestros reinos
y escapamos devorando las murallas
levantando nuestro imperio desplazando las tormentas
un castillo de la nada
más fuerte que todo lo sabido
sobre mares tormentosos anclamos sus cimientos
con pilares enterrados en la roca
amarrado por cadenas
reforzadas sus paredes con morteros
poderoso acero reforzando su estructura
mientras los cañones reventaban nuestras caras
y el eco de sus ruidos dispersado por los vientos no llego
adormecido en el pecado de querernos
fuimos furia en las paredes
destrozados, sudados, aun mas deseados
horas que duraron diez segundos aferrándonos las manos
enterrándome la espalda contra el pecho
buscando entre tu pelo el espacio más deseado
y dejar en tus oídos martillados
el te amo que partió tu corazón

Inmortales pecadores en un cielo sin estrellas
infinito vacio donde el brillo irradio entre nosotros
corruptos inventando un paraíso
junto a Dios desnudos en la cama

¡Nuestro reino!
de ladrillos derretidos por el fuego
inmortales de oídos oxidados
¡no escuchamos los reproches!
solo nuestro amor
pisoteado el enemigo
doblego sus armas al valor que proyectamos
lejos de este mundo; nuestro mundo
sin pretextos reunidos para siempre
olvidando los temores por las ansias de entregar
a nuestro sentimiento la dicha que era amar
con motivos inventados
razones sin razón
pretexto de juntarnos dando un latido nuevo al interior

¿Qué dirás?
sabiendo que el amor destrozo la integridad
sin prejuicios de encontrarnos
transformando los horarios
inventando los pretextos aplazando los trabajos
¡para amarnos!
escondidos dando fuego a nuestros besos
cuartos alquilados desnudando nuestra piel

¡Amantes!; ¡eso fuimos!
el mundo con sus joyas no compro lo que tuvimos
encontrando el oro de tenernos y querer
desgastarnos en encuentros
vencido orgullo al calor que generamos
no fue mentira el amarnos
no fue pecado querernos como hicimos
y en minutos de silencio recobramos la energía
deslizando letras por los labios
ansiando
volvernos a entregar

Alegrías inventadas intentando compensar
esas horas que el silencio hizo nido en nuestro oído
y un eterno abrazo termino por aferrarnos
y del infierno ángeles caídos
buscaron fuego para darle vida a sus calderos

Guárdalos
¡no permitas que se apague!
así cuando llegue tu hora de llorar
sabrás de mil razones de pensar y disfrutar
el minuto de una vida entre cerros, mares y senderos
acortado los caminos
siendo amantes en la tierra que nadie prometió
mirarnos
disfrutando la manera
de encontramos sin tener mayor sentido
que entregarnos día y noche
sordos
inmersos en nuestra mutua
idolatria.

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