lunes, 10 de marzo de 2014

Nuestros muertos se van muriendo después de morir.





Quisiera que el título me perteneciera pero son de mi amiga Paola Vidal, me perecieron extrañas hasta que comprendí porque las escribió, al igual que ella, mis muertos fueron muriendo después de morir, y de seguro a los de millones que les sucedió lo mismo, y a millares más que les sucederá. ¡Dejemos algo para los que vendrán!


Mis muertos fueron muriendo
después de morir

cerraron sus ojos y con ellos
puñados de historias cortadas para siempre
la herencia de sus sueños
se apagó con su mirada
los pasos de su vida
se borraron de las playas
mis muertos no dejaron recuerdos de su alma
¿Quien de ellos escribió versos?
¿cual de ellos contemplo con la mirada el mismo cielo?
cual de todos empuñó entre sus dedos las palabras
y conquisto la cima
librando ensangrentados sus batallas
mis muertos
dejaron en el viento dispersas sus hazañas
no veo en el espejo de quien soy el reflejo
no se si mis abuelos inventaron algún cuento
o si aquel doliente navegante
que cruzó los mares
para hacer en esta tierra un nuevo puerto
lloró desconsolado cuando vio que sus cenizas
quedarían para siempre
lejos de sus muertos

Mis muertos murieron
y te ruego
¡no me dejes morir después de muerto!
construye mi epitafio
siembra mis historias
y dispersalas en el viento
quizás mañana un niño
emprenda son sus alas
un vuelo contra el viento
y alguien le pregunte
¿de donde sacaste tanto esfuerzo?
con lagrimas en los ojos
sacando de sus bolsillos historias que viajaron en el tiempo
dirá
mi alma no se doblega, ¡así hicieron mis abuelos!

Mi muerte, solo sera un paso
para vivir en las vidas
de quienes leyeron mis cuadernos
mi carne depositada volverá a la tierra
como dice el mandamiento
pero quienes somos, de que estamos hechos
sera la herencia
para quienes
busquen mirándose al espejo
las huellas que dejamos
para no morir
después de muertos.