viernes, 17 de abril de 2009

¿Volvamos a empezar?


Con una clase de ilusión que no tiene carne en sus raíces
escribo entre nosotros plegarias al amor
forjado entre palabras
anudamos sentimientos y hoy estamos amarrados
me elevaste
mientras con mis manos te lleve por mi jardín
Pensamientos, Margaritas
No me olvides
y Narcisos que gobiernan los entornos del castillo
mundo de cristal escondiendo a los amantes
donde los murmullos se conectan con las nubes
y el beso de tus labios excitando mi interior
mis manos dominantes aferrándose a tu cuerpo
sumisa fiera a mis caricias
amor por cada poro
los relojes retroceden, las nubes nos abrigan
sobre el piso desnudes
buscando los espacios donde amarnos nuevamente
con el fuego de tus manos por mi vientre
el sonido de tus labios derritiéndome por dentro
doblegada a mis deseos conectada con mis sueños
lo que ayer era tan cierto sucumbió a la utopía
al crear la ideología de unidos para siempre
¿fui yo?
¡mas tu la responsable!
escribiente de tus versos, amante entre tus pechos
tu bella poesía y el amor eternidad
inmortales entre versos
¡nuestros!
mundo idealizado con sabor a santidad
¡rompí tu firmamento extrayendo tus raíces!
para izarte entre mis nubes
lejos del espacio terrenal
puertas de granito rendidas a tus pasos
esposa
amante entre mis nubes
un puñado de pequeñas hacen ronda entre nosotros
tuyas son las llaves de mi templo de cristal
¿Por qué? ¡porque te amo!
mirándote a los ojos los besos no resisten
de volver a desgarrarte con afecto
pisadas nuevas sobre un mano de Narcisos
desprendiendo amor besándonos con furia
tu huella en las paredes
en los pisos tus pisadas
el sol de agosto calentándose las manos
la noche un brillo en medio de la nada
juntos
escribiéndote en la espalda un poema con mis dedos
cubriéndote dormida para verte sonreír
en tu oído ese verso
por tu cuerpo mis deseos
de decirte nuevamente
¿volvamos a empezar?.

martes, 14 de abril de 2009

Cien años de soledad


Cien años decreto Dios en su momento
tiempo suficiente para ser semilla, planta y flor marchita
del polvo la sustancia de elementos combinados
al polvo dispersados devolviendo lo otorgado
la ruta es una huella donde otros caminaron
peregrinos vagabundos en tierra sin promesa
dibujado actor en las manos de Gabriel
buscando ese Macondo que esta en ningún lado
¡cien años para hallarlo!
sin las manos de Moisés traspasando autoridad
sin el báculo de Aarón donde anclarse a los tropiezos
invitado sin vestidos al banquete de otra tribu
sin tener una promesa
cruel cíclico episodio siendo parte de la nada
cien años
desgarrados por las selvas de cemento
escupiendo el polvo de un desierto interminable
para ser otro Buendía en medio de Macondo
levantando la cimiente de un siglo caminando
buscando aquella tierra que Dios no prometió

Junto José Arcadio y los pechos hechos polvo de Úrsula Iguaran
la cripta del Buendía
ahora en un Macondo donde hay mas soledad
empujándonos las manos
sin fuerzas de seguir sin saber donde termina
la miseria de existir en soledad

Nacemos al llanto que la vida nos empuja
niños y un manojo de seguir eternos juegos
para hacernos responsables de volcarnos hacia adentro
adultos reclamando lo perdido
y los viejos sin las fuerzas de sacarse las arrugas
aun mas solos
apartadas desde el vientre
el hilo que alimenta se corta para siempre
y comienzan nuestros pasos en busca de otro afecto
disputamos todo sin saber cuanto perdemos
apartando con las piernas al niño que se esconde en la mirada
dando paso a ideales sin sentidos
la vida cobra lo que el tiempo le reclama
desgastados como un hierro azotado por las olas
aprendemos que el saber se hace fuerte a cada paso
mas el cuerpo no razona con la misma intensidad
100 años son tan pocos
al darnos cuenta que esta tierra
esta llena de un vacio llamado soledad

Cuestionario con respuestas imprecisas
libertados de hacer cuanto nos plazca
con los niños aferrándose a los brazos
y el inicio de esos juegos que dejamos para siempre
mostrándonos maneras de ganar aun entre amigos
perdonar no tiene espacio si persisten las heridas
solo un niño es capas de perdonar con los ojos irritados
porque el ritmo de la vida nos obliga a ser los responsable
de que todo se mantenga
en la misma soledad

Cien años dando giros en una tierra que no nos pertenece
con amor viajero entre las manos
sudados de buscar aquello que perdimos
rodeados de respuestas sin tener una certeza
cual Melquiades al fin de una avenida de Macondo
bien podríamos decir que Aureliano tiene todo
pero el cuerpo esta marchito
no puede acompañar
a un puñado de pequeños
que encerraron entre juegos la perversa soledad

Enterrados boca arriba
los ángeles custodian la salida
puertas de granito con los nombres de actores pasajeros
cual novela de un montón de personajes en un éxodo inventado
intentando recobrar la esencia de ser parte de una raza
¡en esta tierra duermen!
Amaranta, rebeca, Arcadio
Aureliano José, Remedios la bella
Amaranta Úrsula, Aureliano babilonia
Fernanda del Carpio, Prudencio Aguilar
Melquiades con sus joyas
Pilar ternera, Santa Sofía de la piedad
Pietro Crespi, Gerineldo Márquez
Petra Cortez, Mauricio babilonia
Gastón, Nigromanta
El sabio catalán
Álvaro Alfonso Gabriel y Germán
ahora sin los pies ensangrentados
con los brazos extendidos nos invitan a Macondo
un sitio que en 100 años
se vistió de soledad

Macondo en cada uno
rodeados de personas sintiéndonos mas solos
caminantes en un éxodo sin Dios
escribiendo la novela en el olvido
sin tintas el recuerdo duro dos primaveras
encerrados en un cuerpo que no sabe obedecer
los ancianos se marchitan
y la muerte invita a quien no ha dado pasos
dejando un mar de llantos entre quienes no comprenden
que el dolor es un concierto cuyo manto a todos cubre

El viejo que perfora con las manos la montaña
no encuentra cobertura para hablarle a quienes ama
forjado a fuerza sus brazos doblegan la montaña
y angustiado llora sin saber de quienes ama
Macondo vive en todos lados
un pueblo en el olvido
sin amor, sin historia
escribiendo cada uno sin tejer la fortaleza
dividiendo las pisadas dispersados los sonidos
aprendemos a estar solos
desviar la vida en la huella de un algo que nos guie
para darnos el afecto de sentir la compañía
de esos que comparten un espacio sin mirarnos a la cara
impidiendo que descubran que queremos descubrir
un refugio donde todo nos confirme
que la vida no es razón en soledad

el viejo entierra nietos
la madre guarda el vestido de la hija que se fue en santidad
los rudos lloran al que dejo su vida tendido en el estadio
los otros muestran en las manos la sangre del amigo que partió
mientras un puente se traga la inocencia de otras vidas
y un idiota idealista se destroza llevándose consigo muchas vidas
Macondo es un templo donde mora la locura
la tierra prometida es solo otra utopía
donde la verdad profesada del amor
marco la diferencia entre tantos otros

aférrate a mi mano
desliza tus caricias por mi pelo
abre tus latidos a los míos
cubre tus angustia sintiendo lo que siento
y no dejes que el camino se valla sin nosotros
desnuda todo, cubriendo con mi piel tu desnudes
percibe como muere el frio entre nosotros
entregándole a la nada el inicio de un total
ven conmigo a sembrar junto a las nubes
un Macondo con nuevos personajes
donde las plegarias se respondan al instante
y el sueño del que ama riegue los caminos
vamos a jugar junto a los niños
recobrando la alegría de sentirnos parte de todos
¡hagámoslo!
sin pensar si existe el tiempo
desliza con tus manos un abrazo a tantos otros
sana las heridas del que no quiere vivir
tendiendo sobre el pasto un banquete inesperado
donde sacies al que no tiene alimento
solo importa prometernos cada uno
que nosotros es mejor que todo yo
juntos
el frio invierno no podrá matar mas niños
juntos
abriremos los sepulcros invitando a nuestros muertos
a mirar que el paraíso es cuestión de voluntad
juntos
protegiendo los cien años otorgados por un Dios
que encerró en cuatro letras
un sentir que no sabe de egoísmos
permitiendo que 100 años no solo sean soledad.