jueves, 4 de septiembre de 2008

Mi Montaña



Una a una mis pisadas sometidas a un impulso
son guiadas al deseo de ver nacer el sol
cada mañana
un rito detrás de mi ventana
extasiado huelo con los ojos la primera creación
¡tendrías que observarlo con mi alma de poeta!
embriagado ante Dios leo un verso creado con sus manos
el parto de una dama dando a luz al sol
con uñas afiladas buscando amanecer
se abre paso por el vientre
orgulloso de nacer
sol, montaña, Dios, poesía
en un baile de vestidos alargados
postrado de rodilla
veo a mi montaña convirtiéndose en mujer
mientras oigo al mar enviándole un mensaje
viajando entre las nubes
le ruega regresar
llorando el magnetismo que perdió con su partida
le ofrenda oraciones viajeras en el viento
voluntades superiores de quien se sabe nada
y logra en sus victorias ver el polvo que lo forma
un hombre sin soberbia
marchitado su interior
eleva entre nubes
su ruego
su oración

Veo hombres inundados de pecados
aprisionados en las garras de ángeles caídos
dispersando por la tierra el llanto que los pudre
viajando por los filtros encuentran los caminos de llegar con sus lamentos hasta el mar
y él los toma plagiando las palabras
construyendo poesía para enviarla entre las nubes
en sus aguas enterrada aplasta en el silencio los pecados
no responde a la urgencia de los ruegos
y la dama que es montaña
los recibe hecho llanto
negándole la luz del hijo que es de ambos

Veo al niño hacerse hombre al llegar al medio día
sintiendo que aún le falta el afecto de papa
dejando a la montaña la hace atardecer
cubriéndose con mantos de neblina
niega al hijo su mirada
la abandona
por un beso en los brazos de su padre
quien abriga en el ocaso
llevándole la piel del frio de la noche
volviendo en el vientre de su madre a renacer

Veo mi montaña convertida en la mujer
que escapo de un amor que la aplastaba
emergiendo con la furia de mil años contenida
elevada por sobre la soberbia de seres diminutos
que soñaron contener en silencio su pasión
emergió
consumiendo la soberbia destrozo la muerte espiritual
siendo fuego conteniendo las tormentas
destapo sus pies para ser idolatrada
blanca, pura, digno templo donde Dios poso sus pies
magnánima aun con llantos
no pudo el mar contener su fuerza de mujer
hoy montaña, templo, paraíso
imán absorbiendo energías positivas
escondiendo al sol en sus espaldas
vestida de pureza
permitiendo solo a las nubes tocarle los cabellos
humedecidas gotas sin contaminantes
ruedan por su cuello desprendiéndole pecados
causes demarcados de la altura no corroen sus cimientos
desprendiendo la materia que no sirve a su poder

Se vuelve acero forjado en los infiernos
y razas extinguidas le postran holocaustos
envuelta en poderío es su llanto quien desgarra los campos trabajados
es muerte, hambre, bendición
prevaleciendo con nieves de mil años en su cumbre
envuelve las prístinas gotas que bañan vida en las estrellas
mientras que su amante envía ofrendas que no acepta
hermosas poesías viajando entre los cerros
extraída de oraciones
elevados con las manos de buenos sentimientos
mientras que su amante en un cicló sin final
recibe los pecados
en las mismas aguas en que ella responde que no quiere ya su amor

Y yo envuelto
entre mi montaña y un mar que no me pertenece
recolecto las migajas para hacerlos poesía
amando siendo ella de otro
negándome el beso que reclamo
ocultándose del brillo de mis ojos cuando ella lo desea
envuelta por nubes que la encierran en palabras
esta hay; sin tener la fe para sacarle sus vestidos
vanidosa dama envuelta por neblinas
que cree que el amor no existe para ella
perseguida a pesar de la distancia
por un mar que no supo contenerla
enviándole argumentos que valora y no precisa
porque vio que en su interior había un Dios
ofrendas de palabras que no quiere entre sus brazos
escucha ruegos negando a sus oídos
porque ella hallo el valor de ser mujer
y ser amada
bendecida
idolatrada
dando vida conteniendo al sol con su poder
destilando el agua por cascadas diminutas
colores verdes agradecido en sus orillas
azul de pureza a la altura de sus manos
y un manto de flores amarillas que caen por sus hombros
jugando entre piedras transparentes
que un niño con su padre
lejos del inicio guardo en sus bolsillos
entregándole a su madre una ofrenda que envió un día mi montaña
por ser fuerza de hombros decaídos
montaña, cielo, paraíso
fabrica de sueños
valores de mujer
vientre que la puso a la altura del gran Dios
cuando un día descubrió
el valor oculto en su interior.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Iba a contestarlo. .pero ví tanta belleza que no pude; me dejaste sin palabras.Bravo Luis Alberto!Lili
me lo llevo a mi blog de admirados
poetas

Anónimo dijo...

Tiene razón Manolo, hay versos muy bien logrados besos

Elisabet

Anónimo dijo...

es tu seudónimo...!!!
sos poeta?

¿otro tipo sensible escondido entre tipos que se dicen rudos e insensibles para esconder y no reconocer su sensibilidad?
uff... bueno...

yo soy un aspirante de poeta.

Gracias por compartir tu poema.
Gracias. No tengo palabras a la mano para describir lo que me produjo. Gracias, me surge.

Un abrazo,

Andrés Recalde

Anónimo dijo...

ESA MONTAÑA QUE VES POR TU VENTANA DEBE SER MUY ESPECIAL