jueves, 13 de enero de 2011

Aprendi


Uno de mis libros preferidos de Isabel Allende es Paula, ¿Por qué razón?, creo que se debe a mis inicios literarios, espero un día tener el valor y el tiempo de escribir como hizo Isabel Allende a favor de un tipo de terapia que para algunos parece incomprensible, pero para otros, se transforma en la droga con la cual se logra controlar todos los impulsos, y con ello minimizar el total de todas las angustias. Me preguntaba cual es la razón por la que hoy mis letras están tan distantes, a ratos me pego a mi computadora o uso la de mis hijos y no consigo concluir nada, amontonando ideas que siguen inconclusas a la espera de ese minuto donde todo fluya a una velocidad continua, y creo se debe a esta tranquilidad sobre la cual he posado mis pasos, todo en armonía y sin ganas de volver a hacer sufrir a mi estomago, con una tristeza que deposite en otros y se volvió con creces en mi contra. ¿Qué has aprendido Alberto viera?, me pregunto cada ciertos momentos, mirando algo de similitud en la relación de amistad de mi hijo Tomas con su amigo Daniel, algo parecido a lo que viví a su edad, disfrutando el mundo inmerso en una realidad que solo veía lo mejor que nos rodeaba, y después de tantos años buceando en la soledad de un mar poco profundo aprendí a recuperar, tengo munchos amigos en quienes he dejado mis manos impresas para no volver a separarme, tengo otros que llevando mi sangre he aprendido a tenerlos cerca de mi corazón, en especial el afecto por la primera mujer de quien me enamore, (mi madre)… espero tener un día el valor de tomar mis hojas digitales y tirar todas las emociones sin miedo al que dirán, volviendo a encender la lámpara que instale siendo un joven en una pieza donde aprendí a convivir con la soledad, el cuarto donde el canto de la lluvia inspiro unos versos, el cuarto donde mi escritor favorito estaba en mis manos y en donde llore lo suficiente como para no volver a hacerlo siendo un adulto.
Me gusta Paula porque percibí las emociones de una madre, la pasión de una escritora y la verdad que a veces escondemos expuesta sin miedos de una persona que compartió su vida con quien se marchaba a cada segundo, no fui capaz de imaginar lo acontecido en su corazón mientras seguía escribiendo sobre un puñado de hojas que su editor dejo en sus manos, creo que he sufrido lo suficiente como para no sentir las lagrimas en mis mejillas siendo un adulto, pero al empatizar con un sentimiento materno tan fuerte, no conseguí mantenerme inmune y hoy después de algunos años de haberlo leído sigo aletargado con el estilo literario de quien simplemente escribió a favor de el peor de los traumas, hablando de la vida, llena de cosas sencillas y otras no tanto, contando la verdad como todo padre un día debe entregar a esos que llevan sus genes, porque el mundo tiene muchas cosas por ofrecer, pero las más importantes son esas que siendo pequeños vemos y agradecemos al compartir nuestra vidas con quienes Dios se encargo de poner en nuestro lado. Tal vez esto le sirva a la Paola Vidal para elegir el tema de su primer libro en su lucha por mantenerse en pie, o convenza a mi mujer que a su lado cuenta con un hombre que busca la manera de llevarla a un cielo donde el tu y yo se transforme en nosotros, o le diga a Esther cuanto nos importa, o a mis hermanos que son y serán lo más importante que dejaron mis padres para nosotros y a ese puñado de amigos que aunque la distancia se ha encargado de enfriar las platicas diarias, ya vendrán los días en que podamos disfrutar de los recuerdos que esta vida nos otorgo, retrocediendo para evaluar que es lo mejor que nos llevaremos antes de partir, y que por mi parte después de algunos años agradezco tener a mi familia, mi gente y mis amigos, juntos en esos instantes que no se necesito una súper producción para conseguir que el olvido hiciera lo suyo, sino que compartimos la vida, con todos sus matices y en esas cosas simples dejamos y nos encontramos con lo mejor que cualquiera puede ofrecer. (Estar juntos).

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