Encuentro

Lluvia liberada
azote de aguas desgranando cerros
insistente golpe de minúsculas fuerzas asociadas

Tú y yo
cubiertos de la lluvia
destruyendo barreras
apartando prejuicios
sordos al canto del cielo
sin sonido
sola nuestras voces extraidas de las manos

Solares rayos
25 lunas orbitando la inocencia
partículas
explosión de fuerza contenida en un gramo de polvo suspendido

Deshidratados labios
extintos ríos llevando nuestros nombres
pulmones embriagados sin aliento
semillas muertas en el centro de las piedras
floreciendo y dando fruto

insectos de canto prolongado
con cuerdas insertadas en sus brazos
invitan con sus notas
a aparearse sin amor

Brote de aromas diluidos
tiempo que dura un solo instante

6 mil millones de humanos
cruzando, golpeando, empujando
conviviendo la rutina
negros, rojos, amarillos
podridos, vencidos, adulados
envanecidos, empobrecidos
desgarrados por bacterias
luchadores de guerras sin sentido
conmovidos
insensatos
lujuriosos, pecaminosos
pulcros, santos sin valor
entre ellos la espada del amor
clavada en la frase que nació en el reencuentro

El séptimo cielo apago su última estrella
alineando el cetro del Dios del universo
hacia aquellos que se vuelven a juntar

Tendidos cuerpos extasiados
atrayéndose con la furia de una seda
poema en los labios del ángel
que seco la sangre de su Dios

Juntos
extasiados
extenuados
opacando la fuerza de la lluvia
calmos
abrazados
descansando a un encuentro
que nace del amor