martes, 18 de marzo de 2008
Un mundo, una madeja, una vida
Desenredar al mundo cual ovillo que se fue rodando en las manos de un pequeño
y cruzaron los extremos arremolinados
formando incrustaciones sin espacio
incapaz un átomo de oxigeno
vivió en los nudos apretados
que formaron siluetas enredando toda su extensión
así como el mundo en las manos de un adulto
llenando su interior de malos sentimientos
y sus ojos embrujados
en lo glorioso, majestuoso, iluminado
la realidad de un mundo limpio
que evaporo aguas por el viento
y el frío de montañas onduladas
condenso partículas de agua
que desgastaron minerales de roca alucinada
rodando por los causes a cascadas de poder
para ser parte del mismo océano que la hizo amanecer
Nudos que absorbieron tiempo
Segundos de tortura
perdido en el laberinto de las voces
insinuando, reclamando
la fuerza pérdida de sus piernas
y el valor de incorporarse sin tener una razón
comprender lo incomprendido
de esas cuerdas del juguete que no anda
solicitando la vida que no tiene
y las manos se niegan reparar
al entender que su musa jamás vivió en lo versos que la hicieron
su voz, su cuerpo
el tesoro que encontró y no tenía
fantaseando en su propio abecedario
un diccionario sin vocabulario
sin tener un significado que buscar
y la espera que espero más de la cuenta
tratando de buscar en los nudos
el principio y el final de la madeja
mirando al mundo como era
y no un diagrama ordenado a sus antojos
una esfera que abrigo el polvo en sus esquinas
cuando las angustias parecían imborrables
y en las hojas un sentir
que hablo de ti, que hablo de mí
llenos de un valor que no existía
una inmortalidad sin vida
un apoyo en el vacío
con un porque que no llego
instalando un muro entre mi y yo
con dibujos de dedos acusantes
amputados a fierrazos y aun con fuerzas sufientes
encajándose en mí pecho culpable de omisión
Juicio revolviendo las entrañas tapando con vendajes el mirar
no hubo paraíso, no había santidad
y el mundo insinuando no saber
evaporando agua
condensando y retornando
tejiendo nuevamente su madeja
para ver su prístino amanecer
Una madeja, un mundo, una vida
y el mirar que se hizo oscuro
rechazando un nuevo golpe en la mejilla
como el niño que absorbió una golpiza
y sin rencores abrazo a su amigo amenazante
para seguir el juego
con un inicio y un final
sin detenerse a mirar las cicatrices
sin lamentaciones, ni rencor
la madeja en su desorden
y las voces reclamando a la justicia
perturbando al pensamiento con lamentos
cubriendo al mundo y su belleza
la madeja y su trabajo
en la búsqueda perfecta de encontrarle su comienzo
y luego su final
tejiendo un nuevo abrigo
que soporte el agua que viajo de nuevo al mar
en un cíclico espejismo
que ocurre a cada instante
un comienzo
un final
inundando aun con vida
los prados que olvidaron
a la lluvia, sus nutrientes
el trabajo y su sabor
un mundo, una madeja
mil enredos que los dedos aturdidos no logran destrabar
para hallarle a la vida
un buen principio
un buen final
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2 comentarios:
Luis Alberto:
sin lugar a dudas tu poema lleva por el mundo, la vida creando una madeja que se acrecienta con los versos; me gustó la figura que usaste más ese "Mi y yo" muy bueno y original.
Besos
Lili
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